Entre mudanzas, danza africana y 2 horas de tráfico.

No abandones tus sueños.

Soy originaria de San Luis Potosí y desde que entré a la universidad, deseaba con el corazón venirme a vivir a Querétaro. Acto seguido, conocí el DH y por ende a Tipos Libres, pronto comencé a admirar lo que hacían y su trayectoria y, en algún punto de la carrera, lo supe: mi destino tenía que ser convertirme en una tipa libre porque combinaba dos cosas: Querétaro y un lugar de trabajo que me parecía ideal.

Gracias al apoyo de mis maestras y mi familia, en 2018 conseguí hacer mis prácticas profesionales en el estudio durante vacaciones de verano, un mes que se sintió como toda una vida debido al gran cariño que le tomé a todo el equipo. Y aunque fue un periodo corto, aprendí y crecí muchísimo en todos los ámbitos. Así siguió latente el sueño de volver.

Terminé la universidad, vino la pandemia y cada vez veía más lejanos mis sueños. Estuve trabajando en agencias potosinas, pero algo en mí sabía que no estaba donde realmente quería estar. A la par, otra de mis metas era comenzar mi maestría, porque empecé a tener claro los conocimientos que necesitaba para crecer tanto en el ámbito profesional como en el personal. Durante meses vi distintas opciones, hasta que me replanteé aquel sueño que había quedado olvidado en algún punto del camino y fue cuando supe qué y dónde quería estudiar, y eso involucraba la mitad del plan: cambiar mi residencia a Querétaro.

No entraré en más detalles, pero a los 3 meses de estar acá, se dio la oportunidad de aplicar para la vacante en el área de diseño para redes sociales, y curiosamente había sido en lo que más me había tocado trabajar hasta entonces (¿coincidencia? no lo creo). Y afortunadamente, fui la elegida para el puesto. 

Quisiera abrir un paréntesis antes de seguir con el tema, siempre he amado la danza, tanto el sentir la música al moverme, como la disciplina que hay que tener para practicarla. Así que al llegar acá busqué particularmente clases de danza africana (un nuevo estilo de baile y reto, he de agregar). Fue ahí donde encontré un espacio seguro y lleno de cosas buenas que no sabía que iban a generar un cambio radical en mi vida, tanto en la seguridad en mí misma, como en ser realmente consciente de que hay días que no salen las cosas a la primera, que nos cuestan un poquito más y que a veces hasta nos podemos llegar a frustrar, pero que al final, si no nos rendimos, ponemos el corazón y toda nuestra pasión, sentimos y disfrutamos cada paso, pero sobre todo creemos y confiamos en nosotros mismos al igual que nos comprometemos, todo fluye y por ende, sale igual o mejor de lo que habíamos imaginado y nos llevamos una gran satisfacción por no habernos rendido. 

Tal vez ya con eso pueden darse una idea de hacia donde voy con este relato. Cuando entré oficialmente a trabajar a Tipos Libres, vivía un tanto cuanto retirada de la oficina, según Google Maps 32 km que, si los ponemos en perspectiva, no son tanto  si no contamos el tráfico, pero justo en estos momentos, la ciudad está con diversas obras públicas que afectan las vialidades y por lo tanto los tiempos y rutas de traslados de un lugar a otro, haciendo que diariamente pasara en el carro 2 horas o más en ir y venir, provocando una gran inquietud en mí para mudarme a un lugar más cercano, porque no estaba disfrutando al cien todo lo que por fin había alcanzado. Durante casi 5 meses, fue la realidad que me acompañó, pero gracias a esa fuerza y por el compromiso hacia mi persona, apoyo de mi familia y amistades, logré superarla. 

Hoy puedo decirles que me siento plena, en paz, pero sobre todo agradecida por lo que estoy viviendo y aprendiendo a lo largo de este camino. Aún falta mucho, pero siempre voy con la mejor actitud para seguir cumpliendo sueños.